Documento anarquista de
análisis y coyuntura – Argentina, Marzo 2012
Llegó la
crisis a casa
Analizando a groso modo el panorama internacional, vemos que los ideales y
fines declarados, fundantes del capitalismo como sistema social, tales como el
progreso, la racionalidad, la paz social, etc. lejos están de poder alcanzarse.
Las clases dominantes profundizan cada vez más, mediante su accionar,
problemas sociales de todo tipo que configuran un mundo convulsionado en el
cual por el momento no se vislumbra un horizonte claro y parecería primar
la confusión y el descontento.
Tal es la confusión que ni las clases dominantes parecen comprender y mucho
menos predecir sus creaciones económicas.
Es así que en este contexto la palabra crisis se usa cada vez
mas desde los distintos estamentos de la dominación para solapar
con ella un conjunto de voluntades, ideas, acciones y proyectos que
generaron gran parte de los problemas y atrocidades que padecen la mayoría de
la población mundial y hacerla aparecer como algo de creación espontánea,
algo natural y del cual todos tendríamos que asumir parte de la
responsabilidad que nos cabe como habitantes del mundo en “crisis”.
Así, la llamada crisis viene generando en Europa camadas de revueltas
populares en resistencia al ajuste aplicado por gobiernos (tanto de centro,
como de derecha) a través de las políticas
dictadas por los tecnócratas. En Latinoamérica este cimbronazo internacional ya
está empezando a sentirse cabalmente y los autodenominados gobiernos del
“socialismo del siglo XXI” están mostrando su verdadera cara si observamos los
fines buscados de las políticas de Estado y las medidas antipopulares
defendiendo los intereses de los de arriba. Como ejemplo en Venezuela el Estado
bolivariano catalogó de saboteadores a los trabajadores de Sidor y de la
electricidad que fueron a huelga y amenazó con intervenir militarmente alguna
de las plantas paralizadas. En Bolivia y Ecuador movilizaciones indígenas están
reclamando la defensa de la tierra frente a la construcción de rutas en zonas
de hábitat (plan IIRSA) exigidas por las trasnacionales. En Brasil y Uruguay
intervinieron los Estados para congelar los salarios y “reducir” el sector
público.
En este orden Argentina, como parte de la región, no está exenta de esta
caracterización donde los sectores dominantes intentan conservar la
institucionalidad a través del avance contra los sectores populares.
...y se
quedaron todos...
Se cumplen 9 años ya desde que la clase dominante logró conservar la
institucionalidad capitalista y por ende las relaciones de poder que la
configuran, luego de salir incólume de la crisis y el levantamiento del 2001.
La clase política argentina se ha salvado a sí misma conservando a la región
como un eslabón más del sistema de dominio mundial mediante una lavada de cara
a la institucionalidad del sistema. A la par que se consolidó un devastador
modelo extractivo-exportador como forma de financiamiento de la política. Este
elemento garantizó la “paz social” y la gobernabilidad, sin necesidad de tocar
nada de la estructura económica del país. En este sentido a cambio de subsidios
generosos, aprobaciones de leyes de impunidad empresarial y financiera, y vía
libre para explotar ilimitadamente los recursos naturales, los capitalistas
(empresas de hidrocarburos como Repsol-YPF, de transporte como TBA, de
telecomunicaciones como Telefónica, las mineras, los pooles de siembra y los
grandes bancos) garantizaron fondos para la campaña electoral.
El consenso social que necesitaba el Estado para "garantizar la paz
social" y que llevó al gobierno a lograr la reelección a través de de
prebendas y cargos a las mafias sindicales, a las burocracias de las
organizaciones sociales kirchneristas y a los jóvenes tecnócratas de La
Cámporas erigidos en la nueva “juventud maravillosa” (salvando las distancias).
La hegemonía dentro del aparato del PJ se mantuvo con negociados millonarios en
obras públicas a gobernadores feudales y “barones” del conurbano bonaerense.
Tras una retórica patriota y un puñado de políticas con respecto a los derechos
humanos, el kirchnerismo logró hacerse del apoyo de intelectuales, periodistas
y artistas aburguesados partidarios del eslogan derrotista del “nunca menos”.
Todo este contexto político-económico y el marco de alianzas dadas entre
sectores de la clase dominante nos marca que luego de una década finalmente “Se
Quedaron Todos” y que ahora, afianzados en las instituciones del Estado como
aparentes representantes de los intereses de "todos los Argentinos",
avanzarán con políticas de ajustes y medidas coercitivas contra el pueblo
defendiendo así los intereses de los de arriba. Sin embargo, la unidad y
resistencia de los de abajo marcarán los límites al avance de la clase
dominante frente a estecontexto de crisis mundial.
A más
ajuste y persecución, más resistencia
Correr el eje de discusión hacia el impacto que dará la crisis financiera
internacional sumado a los límites que está encontrando el “modelo” y quién pagará
los costos del derroche que ellos mismos han generado, son el objetivo del
Estado y la clase dominante en esta coyuntura en Argentina.
Hasta el momento el gobierno kirchnerista lograba hábilmente imponer una
agenda a la sociedad en donde el antagonismo de clases y los problemas sociales
cotidianos eran soslayados por inauguraciones oficiales y confrontaciones
mediáticas entre el gobierno k y el monopolio de los medios de comunicación.
Sin embargo, la quita de subsidios al transporte, los alimentos, los servicios
básicos y la salud ya están generando un altísimo costo de vida para todos los
sectores de nuestra clase oprimida. A pesar de los intentos del gobierno de
mantener el precio del dólar haciendo emisiones records de billetes y de
dibujar los números de la inflación, los empresarios tomando el índice de los
privados o de las provincias aumentan los precios y generan despidos
indiscriminadamente. Encima de eso, a contramano del discurso oficial contra
las políticas neoliberales, el kirchenerismo lanzó con éxito una reforma en la
carta orgánica del Banco Central con el objetivo de pagar las deudas a los
organismos usureros internacionales.
Por otro lado, siguiendo el discurso patriotista que nos remitiría a los
últimos años de la dictadura -y la argentinidad fundadora de este país-, el
kirchnerismo hace reaparecer el tema de Malvinas para tratar de torcer la
agenda política que logró imponer la lucha desde abajo que están llevando a
cabo, entre otros, las Asambleas contra la mega minería. En esta misma línea y
para desplazar de la escena a los grupos que luchan contra la hipoteca de los
recursos naturales, el kirchnerismo puso sobre el tapete la recisión de
contratos con Repsol-YPF para quedar a la cabeza de una falsa defensa de la soberanía. Así y todo,resistiendo
ninguneos mediáticos y represiones en numerosas oportunidades (como Andalgalá),
las asambleas ambientalistas lograron difundir su lucha generando un apoyo
social considerable en otros sectores populares.
La defensa de la tierra por parte de los pueblos originarios y campesinos
de Neuquén, Rio Negro, Santiago del Estero, Chaco, Formosa y Misiones entre
otros, fue contestada también con represión y asesinato por parte los policías
y sicarios de los gobernadores y de las grandes empresas.
Al mismo tiempo en que los funcionarios políticos cobran fortunas, los
gobiernos proponen “monitorear” las paritarias entre empresarios y burócratas
sindicales para ponerle un coto a las exigencias y necesidades reales de los
trabajadores formales. También el Estado nacional está intentando que los
gobiernos provinciales hagan pagar el ajuste al sector público frenando la
recomposición salarial a cambio del reparto de los fondos de coparticipación
federal. La afrenta más grosera de kirchnerismo fue atacar la labor y las
condiciones de trabajo de los maestros, rodeada de legisladores cuyos sueldos
fueron autoaumentados un 100% con plata del pueblo. La totalidad del cuerpo
docente de todo el país repudió con paros y movilizaciones esta política del
gobierno también apropiada por todos los gobernadores sin importar su color
político. El saldo del avance contra los gremios es la profundización del
empleo en negro, mayor flexibilización de los convenios laborales, más
tercerización de los públicos y privados, aumento de los despidos y por ende de
la
desocupación. Teniendo como rehén de sus intereses a los
trabajadores/as, la burocracia sindical se enfrenta a 6 puntas por el control
de la CGT (Moyanistas, Independientes, Gordos, kirchneristas, Azul y Blanca y
62 organizaciones).
La redistribución de la riqueza de este “modelo nacional y popular” quedó
finalmente en una retórica electoralista cuando el Estado nacional responde por
un lado con aumento en los planes solo para los punteros del PJ y la burocracia
de las organizaciones sociales k frente a los reclamos en las calles de las
organizaciones terriotriales para salir de la martinalidad y poder avanzar con
proyectos autogestivos. Luego el gobierno nacional exhibió abiertamente la
infiltración vía proyecto X de Gendarmería a las organizaciones sociales que
plantean una resistencia al avance del modelo. Aprobada ya la Ley Antiterrorista
-o Antiorganizaciones sociales- y a través de las últimas declaraciones de la
Garré, Macri y el mismo Binner, los sectores dominantes empiezan a catalogar a
la protesta social emergente como extorsión intentando aislar un método de
organización y lucha vigente desde hace mas de 10 años en la Argentina.
Posibilidades
del anarquismo desde su vector social
Todas estas luchas y resistencias encaradas por diversos sectores de la
clase oprimida debe ser mucho más que estudiada por nuestra corriente libertaria.
Nuestra militancia debe dar cuenta de que estamos a la altura del momento
histórico. En este contexto de confusiones ideológicas y avance de la
institucionalidad estatal –como ilusión del único canal posible de la acción
política en la sociedad-, tenemos que seguir dando a conocer nuestra posición
político-ideológica y nuestras experiencias de práctica transformadora entre
las fuerzas populares llevadas a cabo desde hace más de 10 años. A través de un
mayor involucramiento e inserción en los movimientos sociales de parte de
nuestros núcleos militantes, podremos desarrollar con mayor vigor el vector
social desde nuestra ideología imprescindible para la búsqueda de un cambio
social tal como lo queremos: hacia el socialismo y la libertad. En este
sentido un puñado de activistas libertarios en cualquier localidad está
pudiendo generar -y profundizar- la participación popular en la lucha reivindicativa
y la autogestión de las necesidades sociales, prefigurando formas de
sociabilidad libertarias.
En el campo y en la ciudad, en los barrios y las calles, en los lugares de
trabajos y fábricas, en escuelas y universidades tenemos la responsabilidad histórica
de intervenir para que en las organizaciones de los oprimidos y las oprimidas
prime la construcción de un cambio social generado desde abajo y por fuera del
Estado.
Por otro lado, nuestra corriente ideológica como motor de una praxis
transformadora hace indispensable que salgamos a dar la disputa de ideas y
sentidos políticos. Frente a tanto reciclaje de ideologías caducas como el
peronismo-kirchnerista o el socialismo del siglo XXI, los libertarios debemos
darle capacidad y crecimiento a nuestras organizaciones específicas anarquistas
en el enfrentamiento ideológico en el que vivimos.
En esta nueva etapa de persecuciones no selectivas a la protesta social, de
ajustes disfrazados y de un claro avance de los sectores dominantes que se
fortalecieron luego de zafar del 2001, nuestra ideología de intención social y
revolucionaria tiene posibilidades de mantenerse firme y crecer ante un pueblo
cada vez mas movilizadopor . Estando activos entre las luchas populares y
en sintonía con este contexto histórico, nuestro proyecto anarquista puede, a
la vez de ir generando otra visión de la sociedad, establecer definitivamente
mayor referencialidad entre las fuerzas populares.