“Debemos trabajar activando entre los no
organizados y quizás imposibles de organizar, para despertar en ellos el
espíritu de rebelión y el deseo y la esperanza de una vida libre y
feliz.”
Errico Malatesta
Se cumple ya una
década de una de las más importantes rebeliones populares de la región. Nos
referimos a la situación vivida en el año 2001 donde la gente en las calles
coreaba el “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Aquel fue un momento
bisagra tomando en cuenta la historia de resistencia previa –que ya llevaba más
de 5 años de visibilidad- y el desenlace de las luchas sociales que continuaron
hasta la actualidad. La importancia del 19 y 20 de diciembre en si, no se debe
solo al quiebre que se hizo de la institucionalidad argentina sacando a un
gobierno que, con poca legitimidad, se intentaba mostrar como cambio a la par
que practicaba una profunda continuidad de las políticas neoliberales del
menemismo. Tampoco la importancia de esta explosión popular en las calles tuvo
que ver exclusivamente con haber forzado la renuncia de 4 presidentes en una
semana. Sin embargo todo esto no fue menor.
Que se vayan
todos ayer y hoy!!
Nos acordamos
mucho de aquel 2001 en estos momentos en que el capitalismo y el Estado no solo
no han podido darle respuesta a las necesidades de la humanidad en su conjunto
sino que se las han ingeniado para hundirla cada vez mas y sumirla en una
miseria sin precedentes. Sectores de la población movilizado en Europa y EEUU
han tomado las calles para protestar y enfrentarse a los responsables de la
crisis, entre ellos banqueros, políticos, empresarios y gurúes de la economía.
Todos ellos claros funcionarios de los diferentes estados y poderes económicos
asociados para el vaciamiento. En estos casos se ha llegado a invocar el
espíritu del 2001 argentino con el fin de enfrentar a un “modelo” caduco. En
medio oriente y norte de África la protesta popular apuntó a echar regímenes
dictatoriales aunque todavía todas estas movilizaciones populares, no han podido
presentar al momento, propuestas organizativas de base que atenten contra el
orden establecido.
Se puede
visualizar, tanto hoy como ayer, una tendencia general que se viene dando con
distintas variantes, pero con ciertos lineamientos comunes como clave de época,
y que tiene que ver con la crisis de instituciones en general y de la ruptura
del imaginario social con respecto a estas.
Crisis y ruptura
que abarca al estado, a los sindicatos corrompidos, a los partidos y
políticos del sistema, inclusive a los de la izquierda tradicional, y a
sus distintos criterios políticos y organizacionales.
Y si bien ponemos
la lupa sobre las consecuencias de la rebelión del 2001 por su magnitud, estas
devienen del análisis, como decíamos mas arriba, de todo un cúmulo de procesos
anteriores y por tendencias, que si bien con diferencias, se pueden ver en otros
procesos de la región. Y esto se demuestra, de un tiempo a esta parte, en que
toda vez que parte de la población se inclina hacia los asuntos públicos o de su
interés, lo hace autoorganizada y/o movilizada, con desprecio hacia la clase
política, aunque se trate del que vaya primero en las encuestas… Lo hace con el
imaginario social del 19/20.
Hace 10 años, en
este país estábamos la mayoría de la clase oprimida enfrentándonos a los mismos
sectores dominantes que hoy oprimen con sus políticas de manera casi calcada en
otros lugares del mundo. Estábamos en un contexto latinoamericano de
levantamientos como el de Chiapas, luchas por la defensa de recursos como en
Bolivia, expropiación de tierras como las de los Sin Tierra en Brasil y
puebladas indígenas como las de Ecuador. En ese momento las asambleas vecinales,
las tomas de fábrica y el movimiento piquetero entre otros sectores, nos
incluíamos en esta gesta latinoamericana combativa y pudimos decir basta en las
calles. Sin embargo la falta de un mayor entramado entre los movimientos
sociales y una falta de unidad de los mismos, la mezquindad y la nublada visión
política de algunos, como la falta de prefiguración concreta de alternativas de
sostenimiento de la vida social desde otros paradigmas, hicieron eclosión en el
instante en que hubo que improvisar el enfrentamiento y la suplantación de la
vieja sociedad. Si por un lado era bienvenida la idea de acabar por completo con
las instituciones vigentes no hubo prácticas ni experiencias que hayan dado la
posibilidad de tirar abajo el aparato del estado y el capitalismo.
Tensión abierta
entre lo viejo y lo nuevo
Lamentablemente
la tensión entre lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de
nacer, no ha producido por el momento una síntesis favorable para los de abajo.
Pero la tensión sigue…
Con la apresurada
salida de Eduardo Duhalde del gobierno luego de la masacre de Avellaneda en
donde bajo su responsabilidad fueron asesinados dos hijos de nuestro pueblo como
Maximiliano Kosteki y Darío Santillán y el advenimiento del Kirchnerismo como
proceso, podemos decir que se cierra una de las situaciones mas extraordinarias
de efervescencia popular pos dictadura. El reordenamiento institucional y
económico, operado por los K, seguido de una retórica antineoliberal en sintonía
con otros procesos latinoamericanos, vino a romper con algunas
lógicas derivadas de procesos anteriores aunque mantiene en esencia,
determinadas características del régimen de dominación más general.
El estado y la
clase dominante pudieron en pocos años darse una lavada de cara con un modelo
económico extractivo-exportador que minimizaría las consecuencias de la crisis
local y la actual crisis internacional, que todavía sigue latente y promete dar
nuevos coletazos. Las prácticas de políticas clientelares y prebendarias del
duhaldismo y el menemismo fueron reapropiadas por los K posibilitándoles armar
una duradera alianza con sectores poderosos de la economía, gobernadores de
provincias feudales, “barones” del conurbano bonaerense y burócratas sindicales.
Las políticas
llevadas a cabo por el kirchnerismo hicieron estructural la exclusión de
sectores populares como los desocupados cada vez más marginados en los barrios,
trabajadores tercerizados y precarizados siempre en riesgo a ser despedidos,
campesinos del norte corridos por la policía de los grandes terratenientes, y
pueblos originarios aun sin tierra entre otros.
A su vez,
combinando inteligentemente cooptación de parte de referentes y sectores en
lucha y disciplinamiento y deslegitimación de aquellos que seguimos en la pelea,
fue configurando un nuevo escenario hegemónico, donde la fragmentación (de la
cual los que luchamos por una transformación radical de la sociedad también
tenemos que hacernos responsables) es la constante en estos tiempos que
corren.
Pero donde hay
dominación hay resistencia y por eso, a pesar del aparente avasallamiento de
toda la parafernalia efectista de este ultimo proceso, por lo bajo y desde abajo
se siguen tejiendo experiencias de construcción y lucha autónomas que recrean y
profundizan el espíritu del 19/20 y de la cual los y las anarquistas y con cada
vez mas ímpetu vamos formando parte. Y aquí, aparece nuevamente la clave de
la ruptura del imaginario social, que si bien hoy se podría ver un tanto
desdibujada por la situación de normalidad institucional y de relación de
fuerzas desfavorable para la clase oprimida, esta ahí latente y
sigue marcando el contexto. Y esto es así porque no es un dato que pueda verse
en términos estrictamente políticos, es decir en tiempos de resolución cortos,
sino mas bien culturales, de largo alcance y mayor profundidad y consecuencia
social.
Así las cosas,
podemos ver el vacío que se abre todavía inmenso entre la vieja
institucionalidad todavía viva y nuestras construcciones sociales todavía
embrionarias. Unas y otras responden a una misma situación y tironean dentro de
una brecha que todavía sigue abierta…
El pueblo
organizado puede solo!!
Hoy más que nunca
al igual que hace 10 años la organización de base y asamblearia se muestra como
un camino posible para ir construyendo un poder propio de la clase oprimida y
explotada que redunde en una ruptura revolucionaria con desenlace popular y en
la posibilidad de sostenimiento de otra forma de coordinación de la vida social.
Hoy cuando ya pasó una década de aquel levantamiento aún estamos disputándonos
con los de arriba proyectos de sociedad antagónicos.
Los y las
anarquistas organizados en FACA, creemos que tenemos que sostener este proyecto
de ruptura revolucionaria a través de un arduo trabajo de base participando e
impulsando organizaciones populares democráticas y combativas dando todos los
días esa disputa con el poder dominante en los escenarios y con los métodos
acordes a nuestra estrategia de lucha y construcción de nuevas realidades
sociales. Sin jefes ni partidos dirigentes y con independencia de clase y
autonomía, reafirmamos que el camino consiste en la destrucción del Estado en
tanto especial ámbito institucional de dominación, que produce y reproduce éstas
relaciones, y en la supresión de las formas gubernamentales que constituyen un
poder que expropia y aliena la capacidad de decisión de la vida social del
conjunto de la población. Desde nuestra posición de un anarquismo de
intensión social y revolucionaria pensamos que las prácticas organizativas de
base actuales, son el embrión de un poder propio de la clase oprimida.
Representan la puesta en práctica de una praxis prefigurativa libertaria que
combatiendo al Estado pueda ser alternativa de organización social desde
abajo.
La lección de
hace diez años nos muestra el lugar donde tenemos que estar los y las
anarquistas cuando el pueblo diga basta! Esos lugares no son otros que el
barrio, los espacios de estudio y trabajo, el campo y cualquier lugar en donde
se padezca la injusticia de un sistema de dominación estatal y capitalista,
aportando propuestas, proyección, capacidad organizativa, de articulación y
lucha con horizonte transformador. Solo así
podremos darle características libertarias a un nuevo proceso que intente en un
próximo capítulo de nuestra historia que el “Que se vayan todos” sea acompañado
por nuestra experiencia como pueblo de hacernos cargo del futuro de nuestras
vidas.
Abajo el
Estado!
Arriba lxs que
luchan!
Viva la
Anarquía!
Federación
Anarco-Comunista de Argentina