jueves, 3 de diciembre de 2020

Ante la desmovilización impulsada desde arriba, recuperar la calle con independencia de clase

 

Coyuntura OAT-OAC-FAR Diciembre 2020, Argentina

Desde el anarquismo especifista nos parece oportuno realizar un análisis de los fenómenos que se vienen desatando en este último tramo del 2020, buscando hacer frente a la profundización del ajuste neoliberal, construyendo un pueblo fuerte en resistencia.


Como primer punto podemos marcar que a nivel regional la oscilación entre gobiernos de facto (dictaduras parlamentarias) y democráticos de centroderecha -o “progresistas reformulados”- ponen en evidencia que la falta de garantías que presentan unos y la laberíntica trampa institucional que representan los otros, lo que sigue demostrando la necesidad de una auténtica organización y lucha desde abajo, con independencia de clase y por fuera del aparato institucional estatal. 


En Argentina, la apuesta del Frente de Todos (FdT) por reforzar la institucionalidad pivotea entre poner “paños tibios” y llevar a cabo medidas represivas, a una situación social que desborda y va generando incertidumbre e inestabilidad creciente. Con el intento de calmar la situación, entrando en el laberinto institucional y queriendo dejar contentos a los sectores dominantes (incluida la comitiva del FMI), pero sobre todo buscando ciertos “acuerdos” o desplegando medidas que buscan un ficticio consenso social para desmovilizar a los/as de abajo. Recordemos que el plan de desmovilización de este sector político encabezado por Alberto y Cristina, emerge a partir de la contundencia de las acciones contra la reforma previsional de Macri, allá por fines de 2017, cuando la acción directa en la calle se evidenciaba como la única alternativa para enfrentar el ajustazo neoliberal. En los hechos, y como resultado de esa desmovilización, el FdT pudo implementar en dos oportunidades medidas de ajuste sobre los jubilados, que nada tienen que envidiar a las políticas macristas. 


La creciente precarización laboral, los salarios a la baja por arreglos paritarios paupérrimos o inexistentes, con el discurso de la clase política de que “el asalariado es un privilegiado”, las ocupaciones de tierras producto de la falta de ingresos para asegurarse un lugar para vivir, y el deterioro general de las condiciones de vida, son solo una muestra hacia adonde viene apuntando la verdadera variable de ajuste. En esta línea, el tema del acceso a la vivienda es troncal, ya que en los últimos tiempos se profundizaron las represiones, desalojos y amenazas a las ocupacionesde tierras, sea por la histórica reivindicación de los pueblos originarios que reclaman desde hace años su derecho ancestral (preexistente al sangriento establecimiento del Estado Nacional), como así también aquellas tomas urbanas que visibilizan la necesidad básica más esencial como es tener un techo. Todo esto, sin dudas, ha puesto en alerta a quienes defienden la propiedad privada y la concentración de la tierra en Argentina. 

Los ejemplos son variopintos. Al ya analizado feroz desalojo y represión de Guernica, impulsados por Kicillof y el fascista Berni, se le suman las réplicas en varias provincias. Las más notorias han sido las de Río Negro, con la toma “La esperanza” de FiskeMenuco a partir de ocupaciones de barriadas enteras; o las de Villa Mascardi por parte de las comunidades mapuches. A lo largo y ancho de todo el país las ocupaciones crecen día a día producto de la falta de vivienda y trabajo genuino para los sectores populares. A partir de la violenta represión en Guernica se profundizó una brutal avanzada del Estado para desalojar y reprimir las tomas de tierras en defensa de los intereses de especuladores inmobiliarios, lo que profundiza la problemática de la propiedad concentrada de la tierra en manos de unos pocos en el país. Lejos de presentar una solución estructural inmediata a la crisis habitacional de miles de familias alrededor del país, el Estado acude a la represión y a medidas caritativas, buscando acuerdos por sumas insignificantes y con promesas de planes de infraestructura y vivienda que nunca se concretan. La defensa y la apología a la propiedad privada y la búsqueda de criminalización de la pobreza llevó a una campaña de lo más reaccionaria contra las familias que pelean por un techo donde vivir.


Párrafo aparte merece la mala gestión de la pandemia por parte del gobierno. Y no nos referimos a los números generales de infectados y muertos en función del temprano aislamiento, ya que eso sería hablar con el diario del lunes. La pandemia, en cambio, deja al descubierto una desigualdad estructural alarmante y un sistema de salud desfinanciado y ultra centralizado en CABA y Provincia de Buenos Aires, quedando relegadas a su suerte provincias de la Patagonia, del NOA y el NEA entre otras regiones. La falta de infraestructura, insumos y la extrema precarización en la cual están sumidos los/las trabajadoras de salud pone en evidencia el rumbo político de un gobierno nacional y gobiernos provinciales, que frente a una crisis sanitaria, social y económica sin precedentes han aprovechado para fortalecer el aparato represivo y profundizar los mecanismos de control social. Es preciso resaltar aquí acerca de la “salvación” que suponen las vacunas en esta crisis sanitaria. Aunque son necesarias y urgentes, esconden el impulso de las empresas farmacéuticas transnacionales para seguir lucrando con la salud de los pueblos en todo el mundo. En nuestro país cuentan con el beneplácito del estado nacional para proteger sus intereses, frente a las demandas judiciales que los efectos secundarios de las mismas manifiesten a futuro (la nueva Ley 27.573, del diputado tucumano del FdT Pablo Yedlin, así lo permite). Este avance de las farmacéuticas abre la puerta a que con el pretexto de desarrollar nuevos tratamientos y vacunas en un “contexto de pandemia” dicha protección legal se expanda a toda nueva medicación. O sea, este tipo de legislación tiene por finalidad asegurarles las ganancias en el presente momento de crisis y a futuro, algo el gobierno nacional aprobó, confirmando su defensa del capital contra el interés del pueblo.


Otro hecho paradigmático del rumbo del FdT fue el aumento de coparticipación para pagar un aumento salarial a la policía bonaerense, asesina de Facundo Castro y tantos/as jóvenes más, ante el apriete reaccionario de esta fuerza, sumado al aumento de fondos en el presupuesto 2021 para el financiamiento de las fuerzas armadas, que contrasta con el desfinanciamiento de una educación pública que se ha vuelto completamente excluyente con la virtualización de la actividad. Esta es también una de las áreas de ajuste, donde se fortalece la represión, al sostener los intereses de los grupos económicos concentrados y el pago a bonistas. El paso a la virtualidad ha dejado afuera a millones estudiantes que no pueden acceder a la conectividad, al tiempo que los/as trabajadoras de la educación se han visto en una extrema precarización y flexibilidad laboral, sin reconocimiento salarial ni de ningún tipo para su trabajo, mientras que las escuelas y universidades se ven en condiciones deplorables de infraestructura para una vuelta segura a las aulas.


Con discusiones de cúpulas, más o menos veladas, y en anticipado objetivo de recomponer su base electoral de cara al 2021, el ejecutivo sobre la recta final del año busca generar algo de consenso con ciertos sectores que parecían estar soltándole la mano, esto fue a través de la presentación de los proyectos de ley de temas “prometidos” como el de "impuesto a las grandes fortunas" y la “Ley del Aborto”. 

Con el discurso de la “palabra empeñada”, mientras los índices de inflación y desocupación siguen escalando sin un vislumbre de tope, así como la violencia machista, solo se muestra que acá lo único empeñado es nuestro futuro.

Entre las propuestas que siguen este curso institucional se encuentra el nuevo proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo presentado por propio presidente Fernández y cuyo contenido difiere del presentado anteriormente en puntos básicos de cuidados de la salud integral de las personas gestantes. Este intento del gobierno de embanderarse de una iniciativa construida a lo largo de décadas de lucha y organización desde el movimiento feminista, muestra a las claras que intenta quedarse con el “trofeo simbólico” de una batalla, no solo que nunca peleó, sino que justamente no se impulsó desde las esferas institucionales sino de las entrañas de la lucha del pueblo. Desde el anarquismo políticamente organizado planteamos la necesidad de seguir en las calles dando la pelea, sabemos que la única garantía que existe para que las personas gestantes podamos decidir sobre nuestros cuerpos es continuar luchando. 

En esta misma línea, el contrapunto del “Proyecto de los Mil Días”, que intenta ser de protección a las personas gestantes y las infancias ante casos de violencia familiar o sexual, tienen más aroma a querer cuidar la vulnerabilidad del gobierno nacional ante las críticas del Vaticano –parte integrante del FdT- ante la presentación simultanea del proyecto del Aborto. De esta manera intentará, como se dice vulgarmente, “quedar bien con Dios y con el Diablo". Sin embargo, a pesar de mucho proyecto presentado, los casos de femicidios y violencia familiar, deserción escolar y abandono infantil siguen en aumento día a día solo muestran el recrudecimiento del machismo que golpea sobre los sectores más vulnerables: las mujeres, lesbianas, travestis, transexuales e infancias de las clases oprimidas. 

Otro ejemplo de retórica distributiva, devenida en tibias acciones o parches, es el tan anunciado “impuesto a las grandes fortunas” que decantó en un irrisorio aporte único a los multimillonarios, variación que fue mejor recibida por los sectores dominantes y que lejos está de paliar la situación económica del sector empobrecido, ni solucionar el problema estructural que sufrimos los/as de abajo. Este aporte extraordinario a las grandes riquezas implica una miserable limosna que se le pide a unas pocas familias multimillonarias por única vez, para terminar financiando a esos mismos sectores con la venia para la explotación de hidrocarburos, el extractivismo y la megaminería. La profundización de la matriz extractivista impulsada por el kirchnerismo viene siendo una política de Estado, mientras la organización popular resiste contra estos emporios de la contaminación en Mendoza y en Chubut; y contra la fumigación a las escuelas rurales en Santa Fe y el uso de agrotóxicos gracias al ministro Felipe Solá, que volvió a reforzar está postura en beneficio de Bayer (antes Monsanto).

El aumento de la inflación y la desocupación, junto al obsceno aval por parte de ciertas conducciones sindicales a la precarización laboral, van deteriorando las condiciones materiales de vida y fragmentando aún más el complejo entramado social, reforzando los mecanismos de un sistema de dominación que sólo se combatirá con una ruptura real que provenga de la construcción y avance de un pueblo fuerte.

Este encauzamiento por vía institucional de las grandes luchas solo tiene como fin el garantizar la gobernabilidad para regular más tranquilos el ajuste escalonado y parejo que trasciende gobiernos pero sigue la línea de empobrecimiento y opresión hacia los/as de abajo. Es por esto que recalcamos la necesidad de la independencia de clase en nuestras luchas, evitando cualquier seguidismo hacia sectores de la clase política que se arroguen la representación del pueblo. La historia indica que esta salida nunca terminó bien, y que un proyecto emancipador jamás puede asentarse sobre los intereses de algún/algunos sectores de la clase dominante, por más carismático que se presente algún dirigente. En este sentido, sigue siendo imprescindible interpelar a sectores populares que aun acompañan al proyecto político del Gobierno, y señalar que el camino a seguir debe ser en unidad de los sectores populares pero con independencia de clase y autonomía del pueblo por sobre todas las cosas. Lo mismo debemos seguir interpelando a otros sectores de la izquierda, que insisten en quedar entrampados en el “juego parlamentario”, con presentaciones de pila de proyectos “inoportunos” para un sistema democrático burgués.


 “(...) las posibilidades de construcción socialista se fortifican en proporción a la participación popular y se debilitan si los eventos de rebelión son concebidos exclusivamente desde un punto de vista que tiende a cambios cupulares dentro de la misma estructura de dominación” (“La estrategia del especifismo” J.P. Mechoso)


A no equivocarse, el sistema capitalista goza de buena salud y solo se ve fortalecido ante el panorama abierto con la pandemia, que le sirve de móvil justificador de un ajuste planificado para estos tiempos. El modelo neoliberal penetra y avanza con el disciplinamiento y represión de los sectores movilizados y el consenso con los sectores más institucionalizados de discurso "ciudadano" en pos de la "gobernabilidad", mientras profundiza planes económicos de ajuste y precarización de la calidad de los sectores populares. Pero la resistencia popular se encuentra firme sin intenciones de retroceder. 

Ante este escenario la militancia del anarquismo especifista sigue apuntando a fortalecer la acción del pueblo y sus organizaciones. Hacemos un llamado a todos los/las compañeras y compañeros que, buscan combatir las opresiones estructurales del sistema, a sumarse a nuestro proyecto político. De manera activa y constante debemos construir, aportar y precisar un pliego reivindicativo en cada sector de lucha acorde al momento, en cada sindicato, organización barrial y estudiantil. Es preciso impulsar y profundizar el protagonismo de los/as de abajo en las luchas populares desde las calles, hacerle frente a la desmovilización y el aislamiento, con un horizonte siempre en vistas al socialismo y la libertad.



Salud y resistencia para los tiempos que vienen!


Por la construcción de Poder Popular!


¡¡Viva la Anarquía!!


¡¡Arriba las y los que luchan!!



Organización Anarquista de Tucumán – OAT

Organización Anarquista de Córdoba – OAC 

Federación Anarquista de Rosario – FAR