¿Por qué el mundo está ignorando a los kurdos revolucionarios en Siria?
En medio de la zona de guerra
siria un experimento democrático está siendo traído al suelo por Isis. Que el
resto del mundo no se da cuenta es un escándalo
Este artículo fue escrito por David Graeber
y fue publicado originalmente en la página web de The Guardian el 8 de Octubre
del 2014. Traducido y editado por Renzo Forero.
http://www.theguardian.com/commentisfree/2014/oct/08/why-world-ignoring-revolutionary-kurds-syria-isis
En 1937, mi padre se ofreció
como voluntario para luchar en las Brigadas Internacionales en defensa de la
República española. Un posible golpe fascista había sido detenido temporalmente
por la sublevación de los obreros, encabezada por los anarquistas y
socialistas, y en gran parte de España una auténtica revolución social se
produjo, lo que llevó a ciudades enteras en autogestión democrática, industrias
bajo el control de los trabajadores, y el fortalecimiento radical de las
mujeres.
Los revolucionarios españoles
esperaban crear una visión de una sociedad libre que todo el mundo podría
seguir. En cambio, las potencias mundiales declararon una política de “no
intervención” y mantuvieron un bloqueo riguroso de la república, incluso
después de que Hitler y Mussolini, signatarios ostensibles, comenzaron a mandar
tropas y armas para reforzar el lado fascista. El resultado fue años de guerra
civil que terminó con la derrota de la revolución y algunas de las masacres más
sangrientas de un siglo sangriento.
Yo nunca pensé que vería, en mi
propia vida, ocurrir la misma cosa. Obviamente, ningún acontecimiento histórico
sucede realmente dos veces. Hay mil diferencias entre lo que ocurrió en España
en 1936 y lo que está sucediendo en Rojava, las tres provincias kurdas en gran
parte del norte de Siria, hoy. Pero algunas de las similitudes son tan
sorprendentes, y tan angustiosas, que siento que me incumbe, como alguien que
creció en una familia cuya política eran en muchos aspectos definida por la
revolución española, decir: no podemos dejar que termine de la misma manera
otra vez.
La región autónoma de Rojava, tal
como existe hoy en día, es uno de los pocos puntos brillantes – en realidad uno
muy brillante – que emergieron de la tragedia de la revolución siria. Después
de haber expulsado a agentes del régimen de Assad en 2011, y a pesar de la
hostilidad de casi todos sus vecinos, Rojava no sólo ha mantenido su
independencia, sino que es un notable experimento democrático. Las asambleas
populares han sido creadas como los órganos de toma de decisiones en última
instancia, los consejos seleccionados con cuidado equilibrio étnico (en cada
municipio, por ejemplo, los tres altos oficiales tienen que incluir uno kurdo,
uno árabe y otro cristiano asirio o armenio, y al menos una de los tres tiene
que ser una mujer), existen consejos juveniles y de mujeres y, en un notable
eco de la organización armada Mujeres Libres de España, un ejército feminista,
la milicia “YJA Estrella” (la “Unión de Mujeres libres “, la estrella hace
referencia a la antigua diosa mesopotámica Ishtar), que ha llevado a cabo una
gran parte de las operaciones de combate contra las fuerzas del Estado
islámico.
¿Cómo puede ocurrir algo así y
todavía ser casi totalmente ignorado por la comunidad internacional, incluso,
en gran parte, por la izquierda internacional? Principalmente, al parecer,
debido a que el partido revolucionario de Rojavan, el PYD, trabaja en alianza
con los Trabajadores kurdos de Turquía (PKK), un movimiento guerrillero
marxista que desde los años 1970
ha estado involucrado en una larga guerra contra el
Estado turco. La OTAN, los EE.UU. y la UE lo clasifican oficialmente como una
organización “terrorista”. Mientras tanto, los izquierdistas en gran medida los
describen como estalinistas.
Pero, en realidad, el propio PKK
ya no es nada remotamente parecido al viejo partido leninista y vertical que
alguna una vez fue. Su propia evolución interna, y la conversión intelectual de
su propio fundador, Abdullah Ocalan, que tuvo lugar en una prisión en una isla
turca desde 1999, lo ha llevado a cambiar por completo sus objetivos y
tácticas.
El PKK ha declarado que ya ni
siquiera trata de crear un estado kurdo. En su lugar, inspirado en parte por la
visión del ecólogo social y anarquista Murray Bookchin, ha adoptado la visión
de “municipalismo libertario”, llamando a los kurdos a crear comunidades
libres, autónomas, basadas en los principios de democracia directa, que luego
se unirían a través de fronteras nacionales – las cuales se espera que se vuelvan
progresivamente insignificantes. De esta forma, propusieron, la lucha kurda
podría convertirse en un modelo para un movimiento mundial hacia una auténtica
democracia, economía cooperativa, y la disolución gradual de la nación-estado
burocrático.
Desde 2005, el PKK, inspirado en
la estrategia de los rebeldes zapatistas en Chiapas, declaró un alto al fuego
unilateral con el Estado turco y comenzó a concentrar sus esfuerzos en el
desarrollo de estructuras democráticas en los territorios que ya controlaban. Algunos
han cuestionado que tan serio es todo esto en realidad. Claramente, permanecen
elementos autoritarios. Pero lo que ha sucedido en Rojava, donde la revolución
siria le dio a los radicales kurdos la oportunidad de llevar a cabo tales
experimentos en un gran territorio, contiguo, sugiere que esto es cualquier
cosa menos una fachada. Consejos, asambleas y milicias populares se han
formado, la propiedad del régimen ha sido entregado a las cooperativas
administradas por los trabajadores – y todo a pesar de continuos ataques por
parte de las fuerzas de extrema derecha de Isis. Los resultados cumplen con
cualquier definición de una revolución social. En el Medio Oriente, por lo
menos, estos esfuerzos se han hecho notar: sobre todo después de que las fuerzas
del PKK y Rojava intervinieran para abrirse exitosamente un camino a través del
territorio de Isis en Irak para rescatar a miles de refugiados yezidis
atrapados en el Monte Sinjar después de que los locales peshmerga huyeran del
campo. Estas acciones fueron ampliamente celebradas en la región, pero
notablemente casi no llamaron la atención en la prensa europea o
norteamericana.
Ahora, Isis ha vuelto, con
decenas de tanques de fabricación estadounidense y artillería pesada tomadas de
las fuerzas iraquíes, para tomar venganza en contra de muchas de esas mismas
milicias revolucionarias en Kobané, declarando su intención de masacrar y
esclavizar – sí, literalmente esclavizar – a toda la población civil. Mientras
tanto, el ejército turco se sitúa en la frontera evitando que refuerzos o
municiones lleguen a los defensores, y los aviones norteamericanos pasa por
encima zumbando lanzando algunos simbólicos ocasionales diminutos bombardeos –
al parecer, sólo para poder decir que no es cierto que no hicieron nada como un
grupo que dice estar en guerra con los defensores de uno de los grandes
experimentos democráticos del mundo.
Si hay un paralelo hoy con los
superficiales devotos, falangistas asesinos de Franco, ¿quiénes serían sino
Isis? Si hay un paralelo a la Mujeres Libres de España, ¿quienes podrían ser
sino las mujeres valientes que defienden las barricadas en Kobané? El mundo – y
esta vez más escandalosamente, la izquierda internacional – será realmente
cómplice de dejar que la historia se repita?