Existe algo en el anarquismo, fundamental para su
propia existencia, que aún está apenas explicado y poco profundizado. Me
refiero a su modelo de organización política. La confusión es tanta,
que varios militantes veteranos llegan a afirmar que la ideología es
antipolítica. Para superar tamaña confusión, quiero ofrecer aquí un
breve recordatorio de nuestra historia política. Como el título del
texto ya afirma, no si trata de una novedad para el universo de la
política. La forma organizativa de los anarquistas militantes remonta al
inicio de nuestra conformación.
¿Porque fuimos “desaparecidos” de las historias oficiales?
La
novedad, si ella existe, es formar teoría respecto al tema. Si son
nuevos o inexistentes los estudios que abordan la temática, si esta
forma de hacer política no llegó a transformarse ni en objeto estudio, y
menos aún en concepto difundido por los centros de enseñanza, esto
tiene sus razones y motivos. Primero, dentro de la academia burguesa, o
sea, de las universidades del occidente capitalista, la máquina de moler
carne de los marxismos cuadrados, sectarios y prepotentes siempre tuvo
como cuestión de fe ejercer su modo de hacer “ciencia” humana y social
al estilo del 1984 de Orwell. Así, la omisión histórica es una forma
indeleble para quien hace desaparecer el dolor y la dedicación de miles
de militantes, de la Catalunya a la Manchuria, de México a la Ucrania,
del Uruguay a Corea, en los cuatros puntos cardinales, pasando por la
hermosa isla de Camilo Cienfuegos.
Como la
política en general no tiene reglas, nuestra “desaparición histórica y
política” se dio debido a la correlación de fuerzas en el interior del
campo académico y de publicaciones de tipo propaganda y difusión
política. Otra responsabilidad por la desaparición de la federación
anarquista como modelo de organización política, también ocurre porque
muchas veces los debates trabados en lo interno de las izquierdas no
estatistas, no encuentra eco entre los autoproclamados creadores de
teoría.
En función de esos elementos que presento
aquí y de otros que faltan exponer (vendrán en la segunda parte de este
texto), ha habido poco o ningún debate – por fuera de los círculos
militantes- del anarquismo como herramienta política organizativa.
Gracias al esfuerzo de gente humilde y abnegada, tal hecho está hoy
cambiando.
¿Como se organizan políticamente los anarquistas?
Como
es del conocimiento general, una organización política está compuesta
por sus militantes adherentes a un cuerpo ideológico-doctrinario. Y, por
el modelo adoptado desde el inicio en el interior del ala federalista
de la Primera Internacional de los Trabajadores (AIT, 1864-1871), una
organización política anarquista no está abierta para la afiliación de
todas y todos. Es un grupo en principio cerrado, con adhesión
voluntaria, pero individual y paulatina. En contraposición, por no ser
de masas, está clasificada como organización de cuadros, sin afiliación
abierta y cuyo grado de compromiso se da a través de los círculos
concéntricos. En su estructuración interna, se encuentra la división
jurídico-político-administrativa, con instancias de participación, de
comisión de ética y conducta, de administración interna (como finanzas y
tesorería), de cuerpo político-técnico y de otras actividades
especializadas.
Hay que resaltar que la forma
especifista/organicista/plataformista no es la única del anarquismo.
Otras vertientes proponen el modelo “federación de grupos” (conocido
también como federación de síntesis) y también la forma “grupos de
afinidad” (que pueden llegar a organizarse en una federación de grupos o
redes). La mayor parte de la literatura, aún la ideologicamente
vinculada al anarquismo, tiene un abordaje de la filosofía política de
aquellos que profesan esta ideología, y poca atención se da a la
estructura orgánica y administrativa de sus organizaciones.
El foco de este texto es justamente iniciar el debate acerca de esa estructura.
Esto
porque son más conocidas las grandes divisiones del anarquismo en forma
de filosofía política. En general se asocia la tradición de pensamiento
adherida a la organización específica del anarquismo como
anarco-comunista, venida de los colectivistas de Bakunin. El ala que no
entiende la necesidad de separar el nivel político del político-social
generó la síntesis de las ideas de anarquismo y sindicalismo, resultando
en el anarco-sindicalismo, muy difundido a partir del Congreso de
Ámsterdam en agosto 1907. En esta vertiente, en su interior existieron
juntos grupos de afinidad y hasta federaciones locales o territoriales.
El mejor ejemplo es el de la CNT histórica, que fundada en 1910, tuvo en
su interior la gestación de la Federación Anarquista Ibérica (FAI),
fundada solamente en 1927, o sea 17 años y centenas de peleas, exilios y
clandestinidades después.
El modelo federal de círculos concéntricos
Volviendo
al método de organización, aunque no sean exclusivos se les atribuye a
los adherentes de la ideología anarquista en general los llamados
círculos concéntricos. Esta modalidad gana definiciones a lo largo de su
historia, tales como: organicismo, plataformismo, especifismo. Este
modelo, así lo entiendo, remonta a esta tradición, obviamente por fuera
del juego electoral y no se encuadra sólo en las tipificaciones de la
filosofía política anarquista. Así, parte de la base del pensamiento de
tipo filosófico, hijo de la ideología, y completa con los propios
matices de teoría política de intención de cambio.
Para
fines didácticos y hasta comparativos, el modelo de estructuración al
cual nos referimos, habla de una organización de cuadros con estructura
de círculos de compromiso y adhesión (concéntricos) y con total
democracia interna. En el campo doctrinario, se le ve como interlocutor
de un frente de clases oprimidas (pero no exclusivista del sector de la
clase trabajadora formal); opera para la sociedad a través de un corte
clasista y como motor de fomento de la autoorganización y la autodefensa
de las mayorías dominadas. En general, se admite y reivindica el origen
nacional y popular (pero sin nacionalismos en la forma de estatismos,
con énfasis en el antiimperialismo y la cultura nativa) y necesariamente
es una organización programática. O sea, tiene una intencionalidad
finalista (de ruptura) y se mueve año a año acumulando fuerzas para este
objetivo.