[Nota publicada en revista Agitación por el socialismo y la libertad nº 1]
El anarquismo especifista, o especifismo, como corriente política del anarquismo organizado reconoce su nacimiento ligado a la experiencia de la Federación Anarquista Uruguaya (fAu) en los años ’60. Sin embargo, esta propuesta política para el anarquismo latinoamericano encuentra sus raíces en los mismos orígenes del anarquismo como ideología, cuando conforma su identidad como corriente del socialismo que se organiza contra toda forma de dominación.
En este sentido, será Mijaíl Bakunin, referente anarquista de la 1º Internacional, el primero en trazar y practicar esta concepción del anarquismo políticamente organizado, cuando comenzó a desarrollar la propuesta del dualismo organizacional. Esta propuesta plantea la doble militancia de los y las anarquistas, por un lado en organizaciones específicas anarquistas y por otro en las diferentes agrupaciones sociales donde confluyen las y los oprimidos como sindicatos, centros de estudiantes, organizaciones territoriales, etc.
La influencia de Bakunin y la Primera Internacional será clave en el surgimiento del anarquismo en Argentina, ligado fuertemente a la inmigración masiva el anarquismo comenzará a ganar rápidamente adherentes en la población tanto inmigrante como autóctona. Los primeros rastros de anarquismo se remontan a la década de 1870, pero será unos años después cuando nuestra corriente gane mayor fuerza. En la década de 1880 Errico Malatesta, anarquista italiano viajará a la Argentina y será un gran impulsor y articulador para el aún incipiente anarquismo. A partir de la creación del Círculo de Estudios Sociales tendrá influencia en grandes sectores del anarquismo, impulsando también la creación de sindicatos. Malatesta, además fue un defensor de la organización específica anarquista y la diferenciación de ésta de las herramientas organizativas para las luchas sociales. Dejará su marca a este respecto en la forma que asumen los primeros sindicatos.
En el año 1887 se fundará el Sindicato de Panaderos, Malatesta fue responsable de la redacción de sus estatutos donde se deja clara la impronta que será reproducida en otros sindicatos en años subsiguientes. Desde esta propuesta el sindicato, herramienta clasista de las y los trabajadores tendrá como finalidad la resistencia así como la conquista de reivindicaciones. El modelo sindical que se construye si bien tiene principios y metodologías vinculadas al anarquismo es amplio, busca abarcar la totalidad del colectivo de trabajadores sin necesitar para ello tener una adscripción ideológica al anarquismo. La influencia de Malatesta en el sindicato de Panaderos llevará a que esta matriz sindical se reproduzca en otros gremios, como mecánicos y zapateros y tenga influencia en numerosas huelgas y conflictos laborales.
Pocos años más tarde, en 1897, Malatesta en un artículo para el periódico L’ Agitazione nos habla claramente del dualismo organizacional como su propuesta para la acción del anarquismo. En este sentido propone la organización en un triple sentido, organización como cualidad necesaria para la vida en sociedad, organización para la lucha y resistencia de los y las trabajadoras y la organización política anarquista. Esta última apunta a la unidad de acción entre anarquistas, para potenciar su influencia en el medio social con una estrategia conjunta y una teoría discutida colectivamente.
La influencia de Malatesta en su estancia en Argentina fue un aglutinante para el anarquismo. Su retorno a Europa marcará un momento de fragmentación y debate entre diferentes corrientes. Sobre finales de la década de 1890 encontramos nuevamente señales en clave de continuidad de la propuesta especifista, con la conformación en Buenos Aires de la Federación Libertaria de los Grupos Socialistas Anarquistas, donde se destacó la figura de Pietro Gori. Esta herramienta organizativa, a pesar de su corta existencia fue un claro intento de constituir una organización política anarquista. Con el modelo de federación de grupos contó también con carta orgánica, para regular el funcionamiento interno de la federación.
Para 1900 llegará a la Argentina el anarquista catalán Pellicer Paraire, un militante de larga trayectoria en España, que había conocido y militado junto a Bakunin y que tendrá gran influencia en el debate en torno a la conformación de la Federación Obrera Argentina en 1901. A partir de una serie de artículos publicados en el periódico La Protesta, Paraire defenderá el dualismo organizacional bakuninista y avanzará en las definiciones estratégicas del anarquismo. En este sentido Paraire plantea en sus artículos que deben existir dos formas de organización: una social que agrupe a los obreros como tales y otra revolucionaria donde confluyan de forma permanente los militantes anarquistas. Él explica el vínculo entre ambas con la metáfora de ser dos ramas paralelas, como las vías férreas que, no obstante su equidistancia, constituyen una unidad por la cual el “tren” llega a su destino. Este destino será la revolución social.
Así, para 1901 cuando se conforme la FOA (Federación Obrera Argentina) entre sociedades de resistencia con impulso anarquista en unidad con sectores vinculados al Partido Socialista el modelo de construcción sindical imperante no fue el de adscribir a una ideología particular, sino construir herramientas de lucha y resistencia amplias para todos las y los trabajadores. Quedará pendiente avanzar más allá de período inicial pero creemos que lo expuesto hasta aquí permite afirmar que la propuesta política del dualismo organizacional estuvo presente en nuestro país desde un primer momento. Una relectura pormenorizada de los debates y estrategias organizativas concretas permite ver que el “anarcosindicalismo forista” no fue la única propuesta impulsada por anarquistas en la Argentina durante este período.