“Acerca de la industrialización del eje Sambre-Mosa y las agitaciones
obreras de 1886 en Bélgica”
Custodio Velasco Mesa
Universidad de
Sevilla
Diciembre 2004.
Publicado en sitio de la Universidad de Huelva.
En 1886 Bélgica vivió una fase de agitaciones obreras sin precedentes. El
origen inmediato se sitúa en la manifestación del 18 de marzo en Lieja, promovida
por grupos anarquistas locales en conmemoración del aniversario de la Comuna de
París de 1871. Se trató de un movimiento espontáneo que evoca a las
"jacqueries" como los propios coetáneos llegaron a señalar[1];
un movimiento de carácter defensivo, contundente, incisivo, sin dirección
precisa; una liberación de tensiones latentes o explosión de cólera popular que
pronto superó toda capacidad de organización, propagándose rápidamente por todo
el cinturón industrial del Sambre-Moca y precipitando una sustancial
reubicación ideológica y política tanto en los grupos de poder como en los
medios obreros. En el seno del pensamiento católico así como en el del liberal
se confirmaron sus respectivas divergencias internas, perfilándose, por un
lado, el movimiento de la democracia cristiana que se escindía del catolicismo
conservador y, por otro, el grupo progresista que hacía lo propio frente al
Partido Liberal. Pero el proceso alcanzó también al mundo obrero que, en su
lucha por la consecución de mejoras en sus condiciones de vida, experimentó el
despegue de un socialismo que acababa de agruparse en 1885 bajo el POB[2] .
Por los acontecimientos de esa primavera, 1886 quedaría gravado en la memoria
colectiva como el "año terrible" en Bélgica[3] .
Sin embargo, un proceso de tal magnitud en donde se relanzó con énfasis
renovado el debate acerca de la "cuestión social" no se inició, en
esencia, con la manifestación de obreros en Lieja el 18 de marzo de aquel año
y, en esa medida, tampoco se deben buscar con exclusividad sus causas en ese
acontecimiento puntual. La comprensión de aquellos acontecimientos obliga,
conforme a ello, a tener en consideración una más amplia marea de fondo en la
que se incluye el medio económico en el que los coetáneos se desenvolvieron.
Decididamente, las tensiones sociales creadas, al igual que las conductas de
los coetáneos ante ellas, guardan una estrecha conexión con las
particularidades que identifican el caso belga en el proceso de adaptación a la
nueva fase del capitalismo del último tercio del siglo XIX. De ahí el presente
artículo donde se expondrán las directrices generales de la evolución
experimentada por la economía belga desde fines del siglo XVIII.
(…)
3. Crisis
del último tercio del siglo XIX y agitaciones obreras de 2886
La fase de expansión económica de 1850-1873 se vio acompañada en Bélgica
por un alza de los salarios nominales y del nivel de vida de los obreros,
especialmente entre los años 1869 y 1873 que quedaron gravados en la memoria
colectiva incluso como un periodo de abundancia[4]
. Pese a ello, se trató de un bienestar extremadamente frágil que no consiguió
acabar con la miseria de la clase obrera. No sólo porque se trató de un alza
irregular donde se intercalaron años de crisis, sino además porque el bienestar
fue relativo, acompañándose en algunos años de un alza de los precios y, en esa
medida, de un descenso de los salarios reales[5].
La ilusión de un bienestar en progreso habría de evaporarse definitivamente en
los años siguientes con el concurso de la crisis de 1873; una crisis que
incidió en Bélgica no sobre el nivel producción (que fue en aumento), sino
sobre la reducción de precios, (y por tanto, de beneficios empresariales) y
también de salarios; un hecho que se hizo más patente en el decenio de 1880 a 1890.[6]
El descenso y, más tarde, el estancamiento de los salarios nominales
provocados por la depresión de 1873, compensados en algunos casos con un mayor
tiempo de empleo, habrían de tener en los obreros efectos desastrosos.
Pero lo más significativo a este respecto fue el hecho de que la
actividad entrara en una fase de irregularidad; que la desocupación llegara a
ser muy intensa en algunos periodos, sobre todo entre los años 1885 y 1886,
particularmente graves para el sector de la minería. La generalización de esa
desocupación durante la primera mitad de los años ochenta no sólo deterioró el
nivel de vida de los obreros, sino que también contribuyó poderosamente a
alimentar en ellos el malestar, el rencor y el miedo al futuro[7],
sobre todo ante el progresivo crecimiento de una mecanización que asimilaba
rápidamente cambios tecnológicos durante ese último tercio del siglo XIX.
Conforme a ello, a lo largo de esos años, los obreros veían cada vez más cómo
sus ingresos, sus condiciones de trabajo y su estatus eran amenazados por los
cambios en la organización de la producción. ...Y salieron a la calle en 1886.
La evolución de los acontecimientos apunta a un acrecentamiento de la tensión
social a mediados de la década de los ochenta. Durante el invierno de 1884-1885
hubo manifestaciones de parados, y en 1885 se produjeron algunas huelgas
esporádicas, sobre todo en el Borinaje. Mientras tanto, en la industria del
vidrio los obreros se inquietaban por la instalación de una nueva maquinaria,
los "fours á bassin", y temían el desarrollo de un paro, por así
decirlo, tecnológico[8].
En este clima empezaron a establecerse ligas obreras y, tras varias tentativas
de unificación de tendencias en el seno del socialismo, se fundó en 1885 el Partido
Obrero Belga, fruto de la cristalización de diversas doctrinas diseminadas en
distintas asociaciones.[9]
Por otra parte, los anarquistas de Lieja -que fueron particularmente activos,
asociándose en 1882 en torno a la "Avant-garde révolutionnaire"- inician
a principios de 1886 una campaña de publicaciones, mítines y actos literarios
con la voluntad de movilizar a los obreros. A partir del 14 de marzo de 1886
las reuniones de los grupos anarquistas se multiplican en los alrededores de Lieja,
y es que, ya a principios de ese mes, coincidiendo con la publicación del
célebre Catéchisme du Peuple por el socialista A. Defuisseaux[10],
los anarquistas de Lieja convocaron a los obreros a un mitin y a una
manifestación que habrían de tener lugar el 18 de ese mes a las 7 de la tarde:
era, como ya se ha destacado, la conmemoración del levantamiento popular de la
Comuna de 1871.
El alcalde de la ciudad había redactado un bando que prohibía toda
reunión de más de 5 personas en las calles y plazas públicas, pero ello no impidió
el desarrollo de la manifestación y, con ella, de los acontecimientos que
desencadenaron una revuelta extendida a toda la cuenca del Sambre-Mosa: ruptura de
cristales y farolas; saqueos de algunas tiendas de comestibles, restaurantes y
cafés; disparos al aire que provienen de las fuerzas del orden y, según
rumores, también de los manifestantes; interviene la gendarmería a caballo. El primer
balance de los enfrentamientos arroja la cifra de dos obreros muertos, pero
serán muchos más a medida que avanza el conflicto. Y es que, pese a la rápida
represión de los disturbios, la intervención del ejército, los muertos, los
heridos y los arrestos, ya desde el mismo día de la manifestación los obreros
de una mina de carbón de Jemeppes iniciaron una huelga y se dirigieron hacia
Lieja, siendo secundados el 19 de marzo por los obreros de Seraing, comunidad
industrial próxima a la capital. Días después, las suspensiones masivas de
trabajo en los enclaves industriales de Charleroi, del
Borinage y del Centro eran un hecho. El movimiento se extendió asimismo a las minas del Bajo-Sambre
(donde se acusó de incitación a huelguistas que habrían venido de Charleroi) y,
desde fines de marzo a mediados de abril varias huelgas estallan en otros
centros de canteros en Namur, Tournais y el Valle del Ourthe; eran huelgas en
algunos casos limitadas pero traducían una atmósfera de reivindicación
generalizada a toda la
región de Valonia. Junto a la multiplicación de manifestaciones de obreros por
las principales ciudades y municipios de sus alrededores; junto a la
organización de grupos que recorrían la región en demanda de ayuda material
para los huelguistas, se suceden saqueos e incendios de fábricas donde las
innovaciones tecnológicas que acababan de ser introducidas estaban provocando
una mayor reducción de la mano de obra. La huelga se había extendido desde el
sector minero a los obreros metalúrgicos que reclamaban mejoras salariales y a
los vidrieros inquietos por la reducción de puestos de trabajo.[11]
El eje Sambre-Mosa fue declarado en estado de sitio y el gobierno belga hizo
intervenir al ejército bajo las ordenes del general Van der Smissen, conocido
por sus campañas en África y también por su carencia de contemplación en la
represión. Ésta, de hecho, fue dura, sangrienta. En los centros de Roux, Jumet
y Bascoup el tiroteo acabó con la vida de 20 obreros; decenas de manifestantes
fueron detenidos y, en el curso de los meses siguientes, cientos de obreros
fueron condenados a largas penas bajo la acusación de violencias, robos y
atentados contra la libertad del trabajo.
A los disturbios, siguieron la calma -un equilibrio precario, no obstante-
y el retorno al trabajo, con lo que puede decirse que, en lo inmediato, la revuelta
no consiguió ningún resultado. Sin embargo, a medio y a largo plazo tuvo
consecuencias importantes. Casi un mes después de los acontecimientos, el 15 de
abril de 1886, el gobierno encargó a una Comisión la realización de una
encuesta oral a los obreros con el objeto de estudiar sus condiciones de
trabajo. Una iniciativa tras la que se tomarían medidas. Los estudios llevados
a cabo por la citada Comisión constituyeron el embrión de una legislación
social por la que en 1889 se prohibió el trabajo industrial tanto a los niños
menores de 12 años como a las mujeres menores de 21; se prohibió asimismo el
trabajo nocturno, y se limitó la jornada laboral a un máximo de 12 horas. Pero
las reacciones a la revuelta no terminaron ahí. Los sucesos iniciados el 18 de
marzo, además de suponer la evidencia brutal de que existía una "cuestión
social" por resolver, por una parte precipitaron las divisiones ya
existentes en el seno de los dos partidos que hasta entonces se disputaban el
monopolio del poder político (el Partido Liberal y el Partido Católico, éste en
el gobierno tras la legislatura de 1884); por otra marcaron el punto de partida
de la consolidación del POB como partido obrero de masas con una lucha
encaminada a alcanzar el
sufragio universal, sólo parcialmente conseguido en 1893.
[1] Véase La
Gazette de Liége. "Cercle Saint-Ambroise: Question ouvriére";
17-18.04.1886, p.1 Para un análisis acerca de las similitudes al respecto,
véase PECTOR, Daniel-FOURIER, Etienne; 1886.
La revolte des damnés de la terre. Le soulévement ouvrler de mars 1886 dans le pays de Liége et de Charlerol, Ed. Le Progrés, Bruxelles-Charleroi, 1986,
pp. 4 y ss. Asimismo, FRANK, Joseph; "Une 'jacquerie industrielle'
vue comme action para-politique: 1'insurrection beige de 1886", en Revue
de 17nstitut de sociologie, Université Libre de Bruxelles, Bruxelles, 1975.
[2] El
análisis del discurso y las actitudes de la burguesía y del mundo obrero belga
ante la "cuestión social" del tránsito de los siglos XIX y XX en VELASCO MESA, Custodio;
Los nombres de la "cuestión social ". Discurso y agitaciones obreras:
Lieja y Sevilla en el tránsito de los siglos XIX y XX, Ed. Diputación de Sevilla, Sevilla, 2003.
[3] Así empezó a calificarlo L.
Bertrand: "es nuestro año terrible" afirmó en diciembre de 1886.
BERTRAND, Louis; La Belgique en
1886, Ed. J. Maheu, Bruxelles, 1886, p. 1. L. Bertrand fue uno de los
más destacados impulsores del socialismo en Bélgica. Nace en Bruselas en 1856
y, tras trabajar como marmolista, llegó a dirigir el diario Le Peuple de 1900 a 1907. Su faceta de
escritor autodidacta la simultaneó con su carrera política iniciada tras las
elecciones de 1894. Fue diputado socialista por Soignies de 1894 a 1900, y por Bruselas
de 1900 a
1926. Además, alcanzó el cargo de ministro de Estado en 1918. Murió en 1934.
Véase DENOEL, Thierry; Le nouveau
dictionnaire des beiges, Ed. Le Cri, Bruxelles, 1992, p. 117.
[4] Véase LEBOUTTE, René; "A propos de la condition
ouvriére en Wallonie", en AA.VV.; 1886. La Wallonie née de la gee? Labor,
Bruxelles, 1990, p. 19. Es también la opinión de-B.S. Chlepner, aunque
éste estima que la mejora de la situación de la clase obrera se manifestó entre
los años 1870-1873. CHLEPNER, Ben Serge; Cent ans d'histoire sociale en Belgique,
Université de
Bruxelles, Bruxelles, 1972, p. 49.
[5] Sobre las remuneraciones y el nivel
de vida véase LEBOUTTE, René; "A propos
de la condition ouvriére en Wallonie", en AA.VV.; 1886. La Wallonie née de lagreve? Labor,
Bruxelles, 1990, pp. 18-21; JULIN, Armand;
Recherches sur les salaires des ouvriers des charbonnages beiges (1810-1889),
Impr. Demarteau, Liége, 1889; PEETERS, M.; "L'évolution des salaires en Belgique de 1831 á 1913, en Bulletin
de ¡'lnstitut de recherches
économiques, Louvain, agosto,
1939, pp. 389-420; DUPRIEZ,
Léon Hugo; Des mouvements économiques généraua, Ed. Nauwelaerts,
Louvain, 1947, t. 2, pp. 595-598; MICHOTTE, F.;
"L'évolution des prix de detail en Belgique de 1830 á 1913, en Bulletin
de l´Institut des sciences économiques, mayo 1937, pp. 345-357 (citado por
CHLEPNER, Ben Serge; Cent ans d'histoire
sociale en Belgique, Université
de
Bruxelles, Bruxelles, 1972, p. 49); LEQUIN, Yves; "Los debates y las
tensiones de la sociedad industrial", en LEON, Pierre (Dir.); Historia económica
y socia! de! mundo, Ed. Encuentro, Madrid, 1980, t. IV, pp. 385-388. P.
Lebrun es rotundo al sostener que a lo largo del siglo XIX existió una
infrarremuneración del trabajo en todos los sectores productivos belgas, lo que
condujo a una sobrepoblación relativa, también llamada "ejército de
reserva" que, compuesta de parados, se halla en la base de la resistencia
patronal a la reducción de la jornada de trabajo. LEBRUN, Pierre; "La
Revolución Industrial belga: un análisis en términos de estructura
genética", en AA.VV.; La
revolución industrial, Crítica, Barcelona, 1988, pp. 98-99.
[6] Representativo de esta evolución de
los salarios nominales es el cuadro relativo a la Sociedad Cockerill que
registra una visible ralentización: la de los años 1883-1887.
[7] El estudio de los presupuestos
obreros pone de manifiesto la precariedad de sus niveles de vida hasta que en
1890-1895 apareciera una ligera mejoría. En estos años más de la mitad del
presupuesto era absorbido por gastos en alimentación. Como ocurriera bajo el Antiguo
Régimen, los precios abusivos del pan y de las patatas eran aún una realidad y
explican la importancia de las cooperativas de consumo que se multiplican a
partir de 1886. Precisamente en ese año el pan representaba aún el 20% de los
gastos, el resto de los artículos alimenticios el 35-40%; la vivienda el 15%;
la ropa el 15%; la calefacción y los productos de "ocio" el 10%. JULIN,
Armand; Recberches sur le salaire
des ouvriers des charbonnages beiges (1810-1889), Impr. Demarteau, Liége, 1889, pp.
34-35; JULIN, Armand; L'ouvrler beige en 1856 et en 1886, d'apres les
budgets ouurlers compares de la commission de statistique et 1'enqeéte du
travail, Sécretariat de la Société d'Economie Sociale, Paris, 1891. Véase LEBOUTTE,
René; "A propos de la condition ouvriére en Wallonie", en AA.VV.; 1886.
La Wallonte née de la greve? Labor, Bruxelles,
1990. p.20.
[8] La opinión del diario Le Peuple es bien significativa: "esos hornos van a arruinar toda la
industria del vidrio". Le Peuple, 02.03.1886.
[9] En su origen, el POB estuvo formado
por hombres de distintas tendencias, siendo algunos de ellos antiguos politicos
liberales que, antes de formar parte del POB ya se habían inclinado hacia una
tendencia progresista. Fue, en palabras de Cl. Desama, la cristalización de una
cultura progresista con la voluntad de transformar el régimen social. No es este
el lugar de analizar la evolución y naturaleza del POB, sin embargo, puede
señalarse que ya en 1877, militantes flamencos se escindieron del marxismo doctrinal
y crearon el "Vlaamsche Socialistische Arbeiderspartij" y que desde
Bruselas se constituyó, por su parte, el "Parti Socialiste
Brabancon". En 1879 el Partido Socialista Belga se propuso como una vía de
unificación de esas dos alas; una unificación que no llegará hasta 1885 con la fundación
del POB Frente a los anarquistas, fieles a la Asociación Internacional de Trabajadores
(1864), los socialistas del norte y del sur del país mantuvieron una actitud
legalista, propugnando que el poder -en manos de una minoría censitaria- podía
ser conquistado mediante el establecimiento del sufragio universal. Véase
DESAMA, Claude, RAXHON, Philippe; "1886 et le monde socialiste" en
AA.VV.; 1886. La Wallonte née de la gréve?, Labor, Bruxelles, 1890, pp.
95-97. DESAMA, Claude (Dir.); 1885-1985. Du partí ouvrier beige au partí
socialiste, Institut Emile Vandervelde, Bruxelles, 1985. Una síntesis de la
evolución del socialismo en Bélgica se halla en Cent ans de socialismo en Belgique.
188511985, Comité National
du Centiéme Anniversaire du Parti Ouvrier Beige, Bruxelles, 1985.
[10] En poco tiempo, se imprimieron más
de 200.000 ejemplares, sin contar los 60.000 de una traducción al flamenco; una
enorme tirada para la época. Sobre la figura de Alfred Defuisseaux, véase
DELATTRE, Achille; Alfred Defuisseaux: un bomme, unepérfode, Ed. de
1'Institut Emile Vandervelde, Bruxelles, 1959. A. Defuisseaux
(Mons, 1834-1901) fue doctor en derecho e ingeniero, además de fundador de una
célebre industria de cerámica. Ejerció el cargo de diputado socialista por Mons
entre 1894 y 1901. Véase DENOFL, Thierry; Le nouveau
dictionnaire des
beiges, Ed. Le Cri,
Bruxelles, 1992, p. 26.
[11] Sobre la extensión del movimiento,
véase BRUWIER, Marinette; "1886 en Wallonie", en AA.VV.; 1886.
La Wallonie née de la gréve? Labor, Bruxelles, 1990, pp. 106-107; VAN
SANTBERGEN, René; Une bourrasque sociale. Liége 1886, Ed. de la
Commission Communale de 1'Histoire de I'Ancien Pays de Liége, Liége, 1969.
Sobre Charleroi véase FRANK, Joseph; "Une Jacquerie tndustrieile vue
comete action para-politique: l'insurrection beige de 1886", en Revue
de l'Institut de Sociologie, Université Libre de Bruxelles, Bruxelles,
1975; PECTOR, Daniel- FOURIER, Etienne; 1886. La révolte des damnés de la terne.
Le soul Evement ouvrier de mars 1886 Dans le pays de Liége et de Charleroi, Ed.
Le Progrés, Bruxelles-Charleroi, 1986, pp. 34-38; PUISSANT, Jean; L'Evolution
du mour ement socialiste Bans le Borinage, Académie Royale de Belgique,
Bruxelles, 1982, pp. 213-215; MOTTEQUIN, Philippe; Les greves de 1886 â 1888
dans la region du Centre, Ed. Université Catholique de Louvain, Louvain,
1969. Una relación de las huelgas que se sucedieron en la cuenca industrial de
Lieja se halla en LINOTTE, Leon; Les manifestations et les Gréves dans la
province de Liége de 1831 d 1914. Inventare sommaire des Archives de la Sureté publique
de la Province de Liége, Ed. Nauwelaerts, Louvain, 1969.